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BCB presentó el Informe de Política Monetaria (IPM) de julio de 2020

 

El IPM constituye el más importante medio de transparencia y control social sobre las políticas del Ente Emisor y, en esta oportunidad, se informó a la población sobre la gestión de la Autoridad Monetaria en el primer semestre de 2020.

 

BCB presentó el Informe de Política Monetaria (IPM) de julio de 2020

Experiencia BCP

DELTA FINANCIERO

El presidente a.i. del Banco Central de Bolivia, Guillermo Aponte Reyes Ortiz, presentó la anterior semana el Informe de Política Monetaria (IPM) de julio de 2020, a tiempo de clausurar el“Decimotercer Encuentro de Economistas de Bolivia”. El IPM constituye el más importante medio de transparencia y control social sobre las políticas del Ente Emisor y, en esta oportunidad, se informó a la población sobre la gestión de la Autoridad Monetaria en el primer semestre de 2020.

Este fue un periodo particularmente incierto y turbulento, bajo los efectos de la pandemia del COVID-19 a escala global, su propagación en Bolivia y las medidas de contención sanitaria implementadas. Su escala y complejidad hacen que este episodio de crisis no tenga precedentes, con múltiples disrupciones externas y domésticas experimentadas simultáneamente, tanto de demanda como de oferta. Al parecer, sus efectos recesivos podrían ser los mayores en la historia, explicó.

En respuesta a este desafío, informó que se ejecutó un conjunto de medidas de forma coordinada en materia monetaria y fiscal. El esfuerzo de política fue significativo y un aspecto que complejizó el escenario en el caso boliviano, fue que debió enfrentarse este choque desde una condición económica heredada de extrema vulnerabilidad.

El BCB respondió de forma resuelta, con determinación, y empleó sus instrumentos de política convencional, a la vez que diseñó e implementó políticas no convencionales, tendientes a preservar niveles adecuados de liquidez, sostener bajas tasas de interés, velar por el funcionamiento de la cadena de pagos y resguardar la estabilidad financiera. Asimismo, se dio un apoyo importante para posibilitar el acceso del sector productivo y familias a créditos, con tasas de interés históricamente bajas. En suma, los impulsos monetarios en respuesta a la pandemia representaron un 19% del PIB; uno de los esfuerzos más altos de la región, subrayó el presidente Aponte Reyes Ortíz.

Con respecto a la política cambiaria, dijo que se mantuvo la estabilidad del tipo de cambio nominal, se efectuó una política comunicacional activa y se garantizó la provisión oportuna de dólares a los agentes económicos, aspectos que contribuyeron tanto a una mayor certidumbre y anclaje de expectativas del público como a la normalización del mercado de divisas; tras los sucesos acontecidos en los últimos meses de 2019.

A pesar de los esfuerzos realizados, comentó que los efectos adversos del COVID-19 son significativos en el sector real. Al mes de mayo, la economía nacional se contrajo en 7,9%, debido principalmente a la suspensión de actividades determinada por la cuarentena rígida nacional y la débil demanda externa. Se observó una caída en la mayor parte de los sectores, contrarrestada en parte por el desempeño del sector agropecuario y servicios de la administración pública. En ese marco, durante la primera mitad de 2020, la inflación en Bolivia registró una evolución sesgada a la baja. La emergencia sanitaria afectó tanto a la oferta como a la demanda, lo que se reflejó en una débil dinámica de los precios de bienes y servicios.

Las perspectivas sobre la evolución de la economía global y regional no son alentadoras. Por una parte, las previsiones sobre las cotizaciones internacionales de productos básicos apuntan a una débil recuperación. Sin embargo, es poco probable que los precios alcancen los niveles de gestiones pasadas. Además, se espera que América del Sur, donde se localizan los principales socios comerciales de Bolivia, sea la región más afectada por la pandemia y con la caída de actividad más pronunciada y persistente.

La recuperación gradual de la economía global que los organismos internacionales esperan para el segundo semestre de 2020, está sujeta a la evolución de la pandemia en cada contexto específico. No obstante, aún subsisten elevados grados de incertidumbre sobre la evolución de este episodio, todavía inconcluso. Por tanto, en este momento, resultaría bastante prematuro cuantificar todas sus secuelas. Ciertamente, el escenario de los próximos trimestres se configura como uno bastante volátil y difícil de vislumbrar, subrayó Aponte.

En este marco, y con las salvedades puntualizadas, dijo que se proyecta una inflación en Bolivia en torno a 1,7% al cierre de 2020, dentro de un rango ligeramente sesgado a la baja entre 0,9% y 2,3%. La proyección revisada del crecimiento es de una contracción aproximada de 6,2%, en un rango sesgado también a la baja.

Luego, el Presidente del BCB comentó que corresponde señalar que con toda la labor efectuada, se ejerció un rol decisivo en la mitigación de los efectos económicos y financieros de la pandemia. Es también cierto, que la salida de la crisis sanitaria demandará todavía mayores esfuerzos, acotó.

El BCB continuará implementado las medidas necesarias para este propósito, haciendo uso adecuado y prudente de sus instrumentos de política, aprovechando los espacios existentes para la generación de impulsos, pero evitando asumir riesgos innecesarios en su hoja de balance que puedan afectar a la estabilidad macroeconómica en el corto y mediano plazo y comprometer el cumplimiento de su mandato constitucional. También se ratifica que se mantendrá invariable el tipo de cambio nominal, subrayó Aponte.

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Publicado el Martes, 18 de Agosto de 2020

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