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NEGOCIOS

Una deuda megamillonaria tiene al borde de la quiebra a Papa Johns Chile, la cadena de pizzas que ya solicitó su reorganización judicial para evitar el mismo destino que han sufrido otras empresas de diferentes rubros comerciales a raíz de la crisis económica.

Desde la organización, ligada al empresario Nicolás Ibáñez Scott, sabían que este 2022 sería complejo para sus negocios, pero "la realidad fue mucho más dura", según expresaron en el documento presentado al 26° Juzgado Civil de Santiago durante la semana pasada.

Motivos para argumentar esa aseveración hay, y por montones. La firma no solo mantiene una deuda con reconocidos bancos en Chile, los que funcionan como sus acreedores, sino también con proveedores locales y extranjeros. Considerando todo lo que debe, la cifra llega a $62.480 millones en mora.

En el recurso presentado el viernes 23 de diciembre al juzgado, la compañía hace un resumen de su delicado balance financiero de los últimos dos años, detallando las razones que le imposibilitarían cumplir con el pago a sus acreedores.

El resumen financiero expone datos hasta noviembre de 2022. Ahí se muestra que el desempeño comercial de Papa Johns Chile fue dañado por los efectos del alza de costos, mayor inflación y subida de precios de los ingredientes, y alza del dólar fuera de los cálculos —estimaban un incremento de hasta $805, pero en un momento llegó a $990.

Hasta el 30 de noviembre de este año, la empresa registró ventas por $139.043 millones, lo que representa una leve baja de 1,4% si se lo compara con el mismo periodo de 2021. No obstante, el problema está en las ganancias del año: se desplomaron en un 79,7%, porque 2021 lo cerraron en $14.338 millones; mientras que al onceavo mes de 2022, solo registran $2.907 millones.

Todos estos factores han provocado que "las condiciones de flujo de caja actuales no permiten a la compañía cumplir oportunamente con los pagos adeudados a los acreedores", entre los que se encuentran los bancos BTG Pactual Chile, Santander, Banco de Chile, Bice, Security y BCI, consigna El Mercurio.