Al respecto, Álvarez dijo: “Este es un paso que va a ayudar a desarrollar el mercado, pero es un proceso que tomará su tiempo, porque significa un cambio de visión en el sector empresarial; un cambio de enfoque que no tomará un año, que no es fácil, que en muchos casos tiene un costo y que requiere maduración”.

Para el ex gerente de la BBV, otros pasos para un mayor crecimiento del sistema son fortalecer la legislación necesaria ya aprobada, como la de los bonos verdes, y una “revisión profunda” de la Ley 1834 del Mercado de Valores, promulgada en 1998,

“Desde entonces hasta la fecha, el mercado ha evolucionado en muchos temas y también requiere evolucionar en otros. Hay que hacer algunos cambios que ayuden a desarrollar nuevos tipos de instrumentos”, sostuvo.

El analista Mauricio Ríos consideró que “el principal problema del mercado bursátil es que opera con un diseño y una ley obsoletas”.

Este sistema “tendría que haber sido mejor articulado o rediseñado o fortalecido con lo más importante del mercado de capitales: los fondos de pensiones, así como sucede en Chile, que (con esos recursos) fortaleció el sector hipotecario, el de vivienda y más aún el de vivienda social”, acotó.

Álvarez mencionó que el volumen de operaciones en el sistema bursátil boliviano “es interesante, aunque la diversidad de instrumentos y la participación de emisores es todavía baja”.

En 2022, “no se dieron nuevos ingresos desde el sector de las empresas y algunas se retiraron del mercado”, aseveró Salinas. Es más, agregó, los fondos de inversión cerrados pasaron de tener 102.000 clientes a 107.000, que no es más de un 2% de la población económicamente activa. Esta es una muestra de la poca penetración que tiene el mercado de valores en el público general”.

Álvarez recordó que, “en los últimos años, a partir de la normativa del crédito productivo (con tasas fijas), muchas empresas han preferido ir al sector bancario que al mercado de valores”.

Salinas consideró que los principales obstáculos para un mayor desarrollo del sector son “una falta de visión de los aportes que brinda un mercado de valores ágil, desarrollado y transparente a una economía, el cual no es prioritario para el actual modelo económico; y los desajustes entre las tasas internas y externas que hay”.

“Mientras los bonos (estatales) Bolivia28 se negocian en dólares a una tasa del 12% en el exterior, los inversores locales no tienen accesos a tasas que superen un 6% en la mayoría de los casos. Esto origina que por tasa y expectativa de riesgo fluyan muchos recursos al exterior y no se canalicen mediante el mercado de valores local”, explicó.

Una solución a este tema es el desarrollo del mercado de venta variable, insistió Álvarez.

El marco legal debe ayudar al desarrollo de la capacidad de las empresas para emitir acciones y al desarrollo de la capacidad de los inversores para comprar esos instrumentos. Además de ello, se requiere de un contexto económico favorable que incentive las inversiones, lo que tiene que ver también con la confianza en la economía y el sistema judicial.

Sin embargo, Ríos ve el panorama “verdaderamente sombrío”.

“La naturaleza del Gobierno es tan autocrática y tan poco confiable que brinda poca previsibilidad. No respeta en absoluto cosas tan básicas como el estado de derecho o los derechos de propiedad privada que nadie se atreve a invertir aquí. Por el contrario, todo el mundo se está yendo, como Sumitomo de San Cristóbal”, dijo.

“Se ve un panorama de incertidumbre” para 2023. “La caída en las reservas genera (también) mucho ruido y especulación sobre el tipo de cambio”, finalizó Salinas.