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Trump dice que ha puesto fin a 6 (o 7) guerras

 

 

Trump dice que ha puesto fin a 6 (o 7) guerras

Experiencia BCP

NYTIMES

El presidente Donald Trump dice a menudo que ha resuelto múltiples guerras desde que asumió el cargo en enero y que merece el Premio Nobel de la Paz. “Estoy promediando una guerra al mes”, dijo Trump en julio en Turnberry, Escocia.

El lunes, en la Casa Blanca, durante las conversaciones sostenidas con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para avanzar hacia un acuerdo de paz con Rusia, se refirió a “seis guerras que he resuelto”. El martes, en una entrevista en Fox & Friends, dijo que había “resuelto siete guerras”, aunque no especificó cuál había añadido.

“De verdad quiero ir al cielo”, dijo Trump en la entrevista, explicando su motivación para hacer las veces de pacificador, aunque bromeó diciendo que sabía que estaba “en lo más bajo de la jerarquía”.

Todos los presidentes estadounidenses lidian con conflictos mundiales, y Trump ha utilizado el poder de su cargo, incluida la amenaza de sanciones económicas, para intervenir en varios este año, lo que ha provocado el cese de los combates. En algunos casos, las partes enfrentadas le han atribuido el mérito de hacer avanzar la paz o calmar las hostilidades. En otros, su papel es discutido o menos claro, o los combates se han reanudado.

Cuando se le pidieron aclaraciones, la Casa Blanca proporcionó una lista de las seis guerras que dice haber resuelto. No respondió a una pregunta posterior sobre la séptima.

Trump reunió este mes en la Casa Blanca a los dirigentes de Armenia y Azerbaiyán para firmar una declaración conjunta destinada a acercar el final de su largo conflicto. No se trataba de un acuerdo de paz, pero era el primer compromiso hacia uno desde que estallaron los combates a finales de la década de 1980, cuando el debilitamiento de la Unión Soviética desencadenó luchas interétnicas en el Cáucaso.

Ambos líderes elogiaron a Trump, quien intervino en un conflicto en el que Rusia había mediado durante mucho tiempo, hasta que la atención del presidente Vladimir Putin se desvió tras su invasión de Ucrania en 2022.

Como parte del acuerdo, Armenia dijo que concedería a Estados Unidos derechos para desarrollar un importante corredor de tránsito a través de su territorio, la Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacionales. El proyecto se ha descrito como un cambio de juego económico para la región que conectaría mejor Europa con Azerbaiyán y Asia Central.

Pero no está claro cuándo se abrirá la ruta ni en qué condiciones. Y siguen existiendo importantes obstáculos para una paz duradera.

Azerbaiyán sigue exigiendo que Armenia modifique su Constitución para eliminar las menciones a la disputada región de Nagorno Karabaj, que Azerbaiyán tomó totalmente en 2023. Azerbaiyán también ocupa pequeñas zonas de Armenia, alegando motivos de seguridad, y los países no han acordado una frontera compartida. Por ahora, la frontera entre ambas naciones está cerrada, y los lazos diplomáticos siguen rotos.

En junio, los principales diplomáticos de Ruanda y la República Democrática del Congo acudieron al Despacho Oval para firmar un acuerdo de paz destinado a poner fin a una guerra que dura ya más de tres décadas. Catar también desempeñó un papel importante en el acuerdo, que pretendía allanar el camino hacia un acuerdo de paz completo.

Trump calificó el acuerdo de “triunfo glorioso”.

Sin embargo, las conversaciones sobre un acuerdo global han fracasado desde entonces y los combates mortíferos han continuado. El lunes, el principal grupo rebelde del este del Congo, conocido como M23 y respaldado por Ruanda, amenazó con incumplir el acuerdo respaldado por Estados Unidos, alegando que su principal enemigo, el ejército congoleño, había roto sus condiciones. Un informe de Human Rights Watch publicado el miércoles decía que los rebeldes del M23 habían matado en julio al menos a 140 personas, predominantemente de etnia hutu, en comunidades agrícolas del este del Congo.

Trump se ha atribuido el mérito de mediar para poner fin a una escalada militar entre las dos potencias nucleares que estalló tras un atentado terrorista en Cachemira esta primavera, en el que murieron 26 civiles.

India ha reconocido el papel estadounidense en la mediación, pero afirma que negoció el fin de los combates directamente con Pakistán. India afirma que funcionarios paquistaníes pidieron conversaciones para el alto al fuego presionados por los ataques militares de India. Pakistán lo niega y ha agradecido a Trump su ayuda para poner fin a las hostilidades.

Las versiones distintas han contribuido al deterioro de las relaciones entre Washington y Nueva Delhi, que también se está reflejando en la guerra comercial de Trump. Pakistán, que dijo que propondría a Trump para el Premio Nobel de la Paz por su mediación, se enfrenta a aranceles estadounidenses del 19 por ciento. India, por su parte, se enfrenta a un arancel paralizante del 50 por ciento, una tasa que podría aplastar a los exportadores del país.

Tras 12 días de ataques en junio, que incluyeron ataques estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes, Trump anunció abruptamente un acuerdo de alto al fuego. Dijo que Estados Unidos había mediado en él y afirmó que Israel había dado la vuelta a sus aviones de guerra a instancias suyas.

“Fue un gran honor para mí Destruir todas las instalaciones y la capacidad nucleares, y después, ¡PARAR LA GUERRA!”, publicó en Truth Social.

Aunque ninguna de las partes ha cuestionado el papel estadounidense en la tregua, su durabilidad sigue en entredicho. Se han interrumpido las conversaciones entre Irán y Estados Unidos sobre el futuro del programa nuclear de Teherán, que Israel considera una amenaza existencial.

Y aunque los servicios de inteligencia estadounidenses consideran que los bombardeos estadounidenses dañaron gravemente el centro de enriquecimiento nuclear más avanzado de Irán, algunos expertos creen que Teherán podría reanudar finalmente el enriquecimiento de uranio, necesario para construir un arma nuclear, en otros centros.

Los dos vecinos del sudeste asiático se enzarzaron este verano en días de enfrentamientos en los que al menos 42 personas murieron y más de 300.000 resultaron desplazadas, uno de los conflictos más sangrientos entre ellos en décadas.

En aquel momento, el gobierno de Trump estaba discutiendo acuerdos comerciales con una serie de países, y Trump dijo que había comunicado a los dirigentes de Tailandia y Camboya que detendría las conversaciones comerciales a menos que acordaran un alto al fuego.

Dos días después, los dirigentes se reunieron en Malasia para mantener conversaciones organizadas por funcionarios malasios y estadounidenses y llegaron a un acuerdo para detener las hostilidades. “Esperamos que se lleven bien durante muchos años”, dijo Trump después.

Los críticos del enfoque de Trump afirman que su intervención no abordó los problemas subyacentes del conflicto, aunque los combates han cesado.

Egipto y Etiopía no se enfrentan a un conflicto militar, sino a una disputa diplomática sobre la mayor presa hidroeléctrica de África. Aun así, se teme que esta pueda desembocar en enfrentamientos. (Trump dijo en 2020 que Egipto había amenazado con “volar” la presa).

La diplomacia de Trump ha hecho poco por resolver la disputa. Etiopía anunció recientemente que había terminado la presa, y su inauguración oficial está prevista para el mes próximo. Egipto y Sudán siguen oponiéndose al proyecto, temiendo que limite el flujo de agua del río Nilo hacia sus países.

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Publicado el Miércoles, 10 de Septiembre de 2025

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