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Trump y la "doctrina Donroe"

 

 

Trump y la

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NYTIMES

Incluso antes de desplegar un gigantesco portaviones en el Caribe, el gobierno de Donald Trump ya le había prestado mucha atención a los vecinos de Estados Unidos en el hemisferio occidental.

Trump comenzó su segundo mandato prometiendo apoderarse del canal de Panamá, anexarse Groenlandia y convertir a Canadá en el estado 51. Le dio otro nombre al Golfo de México, rebautizándolo como Golfo de América.

Durante el verano, utilizó el poderío económico estadounidense para castigar a Brasil con aranceles y sanciones por perseguir a su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro. Durante este otoño logró que otro de sus aliados, el presidente de Argentina, Javier Milei, recibiera un salvavidas económico de 20.000 millones de dólares.

Pero ahora, en lo que probablemente sea la intervención más llamativa de su gobierno hasta la fecha, el USS Gerald R. Ford, el portaviones más grande del mundo, fue desplegado a corta distancia de la costa de Venezuela. Quince mil soldados estadounidenses se encuentran en la región, mientras el gobierno estudia si debe emprender acciones militares contra el país.

América Latina ya ha sido el escenario de las intervenciones de los presidentes estadounidenses. Pero, como escribe en su excelente análisis Jack Nicas, nuestro jefe del buró en Ciudad de México, lo que estamos viendo ahora es “un brusco giro de décadas de la política exterior estadounidense”: un pivote hacia el hemisferio occidental.

Algunos analistas de política exterior le dijeron a Jack que creían que a Trump le gustaría dividir el mundo de modo que Estados Unidos, China y Rusia dominaran sus propias esferas de influencia. Afirmaron que Trump considera el hemisferio occidental parte del dominio de Estados Unidos.

Nuestro hemisferio

Algunos definen este nuevo enfoque estadounidense como la “doctrina Donroe”, explicó Jack, una especie de giro trumpiano de una idea del siglo XIX. (El término apareció en la portada de The New York Post en enero).

En 1823, el presidente James Monroe buscó impedir que las potencias europeas se entrometieran en América. La idea tenía un corolario: que Estados Unidos no interferiría en Europa. Esto se conoció como la doctrina Monroe.

En 2025, el principal rival de Estados Unidos en el mundo es China, que ha acumulado un enorme poder político y económico en América Latina durante las últimas décadas. China ha invertido en la extracción de recursos estratégicos, como el litio en Argentina, Chile y Bolivia. Es el mayor comprador de petróleo venezolano. Está construyendo fábricas de vehículos eléctricos en Brasil. Rusia también está presente en América Latina, principalmente en Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Los funcionarios estadounidenses han empezado a hablar en un lenguaje similar al de la doctrina Monroe, señala Jack.

“El hemisferio occidental es el vecindario de Estados Unidos y lo protegeremos”, escribió en X el secretario de Defensa, Pete Hegseth.

El interés estadounidense en la región no es difícil de entender. Están en juego amplios recursos naturales, posiciones estratégicas de seguridad y mercados lucrativos.

Lo que no está tan claro es si el corolario de la era Monroe sobre las esferas de influencia sigue siendo aplicable. Si Estados Unidos vuelve a concentrarse en el hemisferio occidental, ¿implica eso que está dispuesto a mantenerse al margen de Rusia y China? Eso tendría implicaciones significativas para, entre otros, Ucrania y Taiwán..


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Publicado el Martes, 18 de Noviembre de 2025

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