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ARGENTINA
Cómo golpea la cuarentena a pequeños emprendedores y ONGs que trabajan contra la pobreza

 

Las reuniones virtuales, una práctica actual para mantener el contacto entre las instituciones de microfinanzas y quienes toman préstamos para emprender

 

Cómo golpea la cuarentena a pequeños emprendedores y ONGs que trabajan contra la pobreza

Experiencia BCP

LA NACION

Es una tarea especialmente cimentada en los vínculos y en la confianza generada entre personas. La actividad de las microfinanzas que desarrollan decenas de organizaciones no gubernamentales (ONGs) en la Argentina tiene al encuentro presencial como insumo fundamental: se presta dinero, se asesora y se acompaña en el desarrollo de pequeños emprendimientos económicos, y se le da seguimiento a lo que pasa en el entorno de las familias, que están generalmente en situación de alta vulnerabilidad social. ¿Qué pasa con esta actividad durante la actual cuarentena a la que llevó la pandemia de coronavirus? 

El acompañamiento virtual; la suspensión del cobro de cuotas de los microcréditos (alguna veces forzada por la falta de dinero y otras, por la falta de acceso a modalidades de pago sin billetes); la ayuda para la inscripción a los programas de subsidios estatales; la transferencia, a familias en la pobreza, de dinero recaudado en campañas especiales; la organización de redes para ventas online , y las capacitaciones a distancia son algunas de las tareas de quienes están en estas organizaciones, que dejaron de percibir fondos y que hasta ahora no fueron tenidas en cuenta por las políticas públicas. Al final de esta nota se consignan los datos para colaborar con varias de ellas. Una preocupación fuerte es cómo pagar salarios y retribuciones a los asesores de crédito: tras haber abonado marzo, en muchos casos no se sabe si se podrán afrontar las obligaciones de abril. 

"En estos días hay visitas virtuales continuas a los emprendedores. La actividad está complicada por no tener caja; estamos viendo si se puede producir algo que necesite el Estado desde los emprendimientos textiles". dice María Silvia Abalo, directora ejecutiva de la Red Argentina de Instituciones de Microcrédito (Radim). "Ni los emprendedores ni las ONGs tenemos espaldas en esta crisis y creemos que debe haber medidas oficiales que ayuden para poder seguir adelante", agrega. En la red hay 26 entidades de todo el país, que acompañan a unas 175.000 personas, acercándoles diferentes tipos de ayuda (como asesoramiento jurídico o servicios de atención de la salud) y dándoles financiamiento para actividades económicas o para mejoras de la vivienda. 

Desde Semillas, el programa de créditos de la asociación civil Ecomanía, su director ejecutivo, Daniel Zan, sostiene que en la Argentina que viene va a ser muy necesario el rol de estas organizaciones. "Prácticamente, hoy no estamos cobrando las cuotas. Puertas adentro, como ONG aprendimos rápidamente a teletrabajar e incorporamos tareas de counceling para los asesores; ellos tienen la tarea de acompañar y hay angustia", señala. El programa Semillas atiende a más de 600 emprendedores de barrios y villas del conurbano y de la ciudad de Buenos Aires, donde se vive el aislamiento en casas que, a veces, no tienen ventanas. Para ayudar a las familias, Semillas abrió una campaña de donaciones. 

Acercarse a los más vulnerables

"Trabajamos con una población muy vulnerable, que hoy se ve desestabilizada; muchos tienen en su emprendimiento su única o su mayor fuente de ingresos y el margen de ganancias casi siempre es consumido o reinvertido", cuenta, desde Salta, Ana Acosta, de Pro Mujer Argentina. Hoy, agrega, se prioriza contener a las emprendedoras e ir diseñando una estrategia para cuando se puedan recuperar las actividades. La idea es planificar cómo será el volver a empezar, desde una adversidad que puede mostrar distintas raíces, pero que parece un sello distintivo: "Pro Mujer trabaja con la población del sector más bajo del mercado de las microfinanzas, otorga un voto de confianza al emprendedor que empieza desde cero, solo con su idea, y se trabaja con la voluntad de pago más que con la capacidad de pago". Hay 17.700 personas alcanzadas por los planes de créditos, capacitación y salud y, si bien se habilitaron para el pago de cuotas medios electrónicos, solo un 10% tiene acceso a ellos.  

En los partidos de San Miguel, Malvinas Argentinas, Moreno, José C. Paz y en la ciudad de Buenos Aires, la Fundación Protagonizar, creada por los sacerdotes jesuitas en la Argentina y dirigida por el padre José Gette, trabaja con 1300 familias y tiene 18 empleados. "Hoy mantenemos una comunicación fluida con los emprendedores para saber cómo están y para que sepan que no se encuentran solos", cuenta Juan Miranda, responsable del sector créditos de la institución. La falta de pagos afecta el circuito de vida propio de la fundación y la posibilidad de dar futuros créditos. "Buscamos financiamiento del Estado, y trabajamos con la asociación Radim", dice Miranda. La preocupación es cubrir al menos los costos fijos de este mes y el próximo. 

"Nuestra tarea hoy es acompañar a los emprendedores a través de llamadas y mensajes de WhatsApp; tenemos una población sumamente vulnerable y hay tres personas en situación de calle, que están en refugios", cuenta María Luján Yapura, responsable administrativa de Protagonizar, respecto del trabajo en la ciudad de Buenos Aires, en conjunto con el Servicio Jesuita al Migrante. Por lo general, los emprendimientos son de subsistencia y una de las urgencias es ayudar con el abrigo necesario para la época de frío que se viene. 

Una tarea urgente que se encaró desde la asociación civil De Puertas Abiertas, que apoya a emprendedores en las ciudades de Buenos Aires y de Campana, es estar atentos a qué políticas de ayuda estatal podrían acceder los hogares y, dado el caso, colaborar con la inscripción. "Todos los trámites son digitales, y hay personas que o no tienen crédito en el celular, o no tienen wi-fi", cuenta Valeria Fernández Saavedra, codirectora del proyecto Banquitos de la ONG, que da capacitaciones en autogestión del trabajo y microcréditos para herramientas e insumos de proyectos laborales. Además, articula acciones con otras organizaciones que se dedican a brindar ayuda en materia de salud y asesoramiento jurídico. 

"Los emprendedores están casi todos parados; algunos venden alimentos y pudieron seguir, y tenemos el caso de un emprendimiento donde tienen una impresora 3D, que hoy usan para hacer mascarillas que regalan al personal del hospital de Campana", cuenta Fernández Saavedra. Y agrega que, para dar ayudas puntuales a las familias con mayores necesidades recurren al sistema que permite generar un código para que alguien pueda retirar dinero desde un cajero, de la cuenta de un tercero.

Con las visitas suspendidas, desde la asociación Mujeres 2000 también se busca ser un canal de información. Por ejemplo, se pasan datos sobre las acciones de otras organizaciones y de entrega de alimentos en los barrios. Y se concentran esfuerzos en potenciar la capacitación sobre instrumentos como las redes sociales y las billeteras virtuales. "También hay acompañamiento emocional y psicológico", cuenta Federico de Galvagni, coordinador del Programa Emprende de la institución, que trabaja en Tigre desde hace dos décadas. 

Desigualdades que se evidencian y se amplían

"Este es un trabajo presencial, basado en los vínculos y la confianza", define María Paz González, directora de Nuestras Huellas, que trabaja con 640 emprendedoras bajo la modalidad de bancos comunales de autogestión, una de las prácticas en crecimiento en los últimos años en el mundo de las microfinanzas. "Hoy trabajamos desde la virtualidad -describe González-. Y son tiempos en que se ponen más en evidencia las desigualdades sociales". Eso se ve en cuestiones bien concretas, como la conectividad.

Muchas instituciones trabajan desde hace tiempo en capacitación digital y en tareas para la inclusión financiera. Pero las brechas son fuertes: "La falta de bancarización hace que se empiece a cortar la cadena de pagos; incluso hay quienes tienen dinero para pagarnos las cuotas, porque nosotros promovemos el ahorro, pero no tienen cómo hacer el pago", dice la directora de Nuestras Huellas, que lanzó una campaña para conseguir donantes.

"En estos tiempos, los problemas de la pobreza y las desigualdades sociales se agudizan -coincide Marta Bekerman, presidenta de la asociación civil Avanzar, que da microcréditos en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, en barrios como Los Piletones-. Tenemos 650 emprendedores, con créditos que en promedio son de $15.000, y la mayoría no tiene tarjeta; las ONG estamos en una situación dramática, porque no cobramos cuotas y no se nos tuvo en cuenta para las medidas de emergencia". 

Para muchos emprendedores, la solución urgente es recurrir a ingresos estatales y a viandas que se ofrecen en comedores. "Acá puede haber 400 personas en la fila de un cajero, porque hoy la gente no puede vender", cuenta desde Laferrere Silvia Flores, directora ejecutiva de la cooperativa La Juanita, que entre sus actividades tiene microfinanzas. Hoy las donaciones logradas se dirigen a objetivos específicos, vinculados con la imposibilidad de trabajar que sufre la gran mayoría. Y la mayor urgencia, al igual que en otras partes, es procurar la alimentación de las familias. 

En Bariloche, la asociación NorteSur organizó un sistema de ventas de productos alimenticios online , con un formulario que se debe completar para el pedido. Valeria Didko, coordinadora de la institución, cuenta que se le propuso la idea al municipio, se articularon tareas con otras entidades para ampliar la lista de emprendedores, y se sumó a una distribuidora de alimentos. "Es una iniciativa que combate el estancamiento y reduce la circulación", explica.

NorteSur tiene cuatro programas para emprendimientos productivos: compras solidarias, apoyo financiero, comercialización y capacitación. Con algo más de 100 créditos activos, los pagos de cuotas hoy están postergados. "Se hace muy difícil sostener las ONG y sería vital contar con financiamiento para dar más créditos, porque es algo que se va necesitar cuando se active la economía", afirma Didko.

Desde San Luis, la emprendedora Graciela Willem también considera que la continuidad de estos créditos basados en la confianza será vital en los tiempos que vendrán. Su experiencia es la de tomar los préstamos, desde hace una década ya, que ofrece la Fundación Desafíos, de la localidad de Naschel. Hoy produce kokedamas y tiene un pequeño vivero. Trabaja a puertas cerradas y riega la esperanza, pensando en el día en que pueda abrirlas.

 

Publicado el Lunes, 13 de Abril de 2020

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