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Bolsonaro acusa una brutal campaña contra su política ambiental

 

 

Bolsonaro acusa una brutal campaña contra su política ambiental

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EXPANSION

El presidente Jair Bolsonaro afirmó el martes ante la Asamblea General de la ONU que Brasil "es víctima de una de las más brutales campañas de desinformación sobre la Amazonía y el Pantanal", dos regiones donde las llamas y la deforestación provocan alarma mundial.

"La Amazonía brasileña es riquísima. Eso explica el apoyo de instituciones internacionales a esa campaña respaldada por intereses oscuros a la que se unen asociaciones brasileñas, aprovechadoras y antipatrióticas, con el objetivo de perjudicar al gobierno y al propio Brasil", declaró Bolsonaro en un discurso virtual grabado, a raíz de la pandemia de coronavirus.

Brasil "despunta como mayor productor mundial de alimentos y por eso hay tanto interés en programar desinformación" en relación a los incendios en la Amazonía y el Pantanal, dijo Bolsonaro en un mensaje grabado y enviado a la ONU, que por primera vez celebra su Asamblea General a distancia, por la pandemia de coronavirus.

En ese marco, sostuvo que esa "brutal campaña" ha ganado "apoyo de instituciones internacionales que se unen con asociaciones brasileñas antipatrióticas" en una suerte de conspiración contra su gobierno.

La Amazonía atraviesa por su peor serie de incendios en 10 años, mientras que el humedal de Pantanal, el mayor humedal de agua dulce del mundo, ha sufrido la mayor cantidad de incendios en su historia.

El mandatario afirmó que la mayoría de los incendios que devastan la selva amazónica y el Pantanal no tiene origen criminal y los atribuyó a las quemadas que según él practican indígenas y pequeños agricultores.

"Los incendios tienen lugar prácticamente en los mismos lugares, en la parte este de la selva donde agricultores locales e indígenas queman sus pequeños cultivos para sobrevivir, en áreas ya desmatadas", aseguró.

Los ambientalistas y defensores de derechos humanos, que consideran que los indígenas son víctimas de incendios provocados por madereros, grandes agricultores y criadores de ganado animados por el discurso de Bolsonaro, no hicieron esperar su respuesta.

Bolsonaro "negó la gravedad de la destrucción ambiental, culpó a pequeños agricultores e indígenas y atacó el trabajo de las organizaciones ambientales", lamentó Camila Asano, de la ONG Conectas Direitos Humanos.

El área deforestada en la Amazonía brasileña entre enero y agosto fue de 6,086 km2, en baja interanual de apenas 5% respecto a 2019, un año récord, según datos del oficial Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

Según datos oficiales, los focos de incendios y la devastación en la Amazonía han alcanzado en 2019 y este mismo año las peores tasas en más de una década, y actualmente las llamas avanzan con fuerza en los vastos humedales del Pantanal, que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay y en los que miles de animales han muerto calcinados.

Bolsonaro, sin embargo, aseguró que Brasil tiene y aplica una "rígida legislación", que combate los "crímenes" medioambientales y que, aún "preservando el 60% de su territorio", ayuda "a alimentar al mundo".

"Al arrasar la imagen internacional de Brasil tal como está arrasando nuestros biomas, Bolsonaro demuestra que su patriotismo es de fachada", afirmó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.

Según Astrini, Bolsonaro "denunció una colusión inexistente entre las oenegés y las potencias extranjeras contra el país, pero al negar la realidad y sin presentar ningún plan para los problemas que enfrentamos, es Bolsonaro quien amenaza nuestra economía".

El gobierno de Bolsonaro ha dicho que las críticas a sus políticas ambientales son solo una forma de encubrir el proteccionismo de Europa, donde los agricultores ven a Brasil como un competidor y las empresas han amenazado con boicotear los productos brasileños.

Bolsonaro dijo que su gobierno está comprometido a concluir un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el bloque comercial sudamericano Mercosur.

El COVID-19 en Brasil

Bolsonaro culpó a los medios de "politizar" la pandemia y causar pánico entre los brasileños al decirles que se quedaran en casa, lo que llevó al "caos social" mientras su gobierno tomaba "audazmente" medidas económicas de emergencia para evitar una crisis más profunda.

El mandatario brasileño, uno de los mas negacionistas sobre la gravedad de la COVID-19, dijo "lamentar cada muerte", pero apuntó que "desde el principio" alertó de que la pandemia y el desempleo que seguiría deberían ser atendidos al mismo tiempo y con el mismo rigor.

Lamentó que "por decisiones judiciales", las medidas de combate al virus en Brasil quedaron en manos de gobernadores y alcaldes que "dejaron al país casi al borde del caos".

Bolsonaro no hizo mención a los 137,000 muertos y 4.5 millones de contagios dejados hasta ahora por la pandemia en Brasil, pero hizo un repaso de las medidas adoptadas por su Gobierno ante la crisis sanitaria, sobre todo en el plano económico, con la asistencia a los más pobres y desempleados y a las pequeñas y medianas empresas.

El mandatario se opuso a las medidas de confinamiento decretadas por los gobernadores, alegando su impacto económico.

Contra la dictadura bolivariana

 En su segundo discurso ante la ONU, Bolsonaro volvió a calificar de "dictadura bolivariana" al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

También apuntó a Venezuela al recordar el derrame petrolero que en agosto de 2019 afectó a nueve estados de la costa noreste de Brasil.

"En 2019, Brasil fue víctima de un derrame criminal de petróleo venezolano, vendido sin control, que provocó serios daños al medio ambiente y a las actividades de pesca y turismo", dijo Bolsonaro, a pesar de que en agosto la Marina brasileña concluyó la primera fase de las investigaciones sin señalar culpables ni el origen del derrame.

Dijo que Brasil trabaja en América Latina por "la preservación del orden democrático", expresó que "la libertad es el mayor bien de la Humanidad" y, en ese sentido, pidió al mundo una amplia "libertad religiosa" y combatir lo que tildó de "cristofobia".

También sostuvo que, en el "campo humanitario", Brasil es "una referencia internacional" gracias al programa de acogida a los ciudadanos que llegaron al país huyendo de la crisis "creada por la dictadura".

Según Bolsonaro, "la cooperación entre los pueblos no puede estar separada de los derechos humanos y la libertad", por lo que Brasil y su política externa están "comprometidos con la paz y la seguridad internacional, el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales".

Publicado el Miércoles, 23 de Septiembre de 2020

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