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Acelerar la retirada de estímulos obliga a buscar refugios en bolsa

 

 

Acelerar la retirada de estímulos obliga a buscar refugios en bolsa

Experiencia BCP

EL ECONOMISTA

Con la inflación hemos topado. La Reserva Federal se enfrenta a uno de los paradigmas más delicados de las últimas décadas en Estados Unidos. Mientras el Índice de Precios al Consumo (IPC) mantuvo su escalada en noviembre acumulando una subida interanual del 6,8%, la más alta desde 1982, la economía más grande del mundo todavía debe generar al menos 3,9 millones para recuperar los niveles registrados antes del tumultuoso impacto del Covid-19.

Un contexto donde el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, y el resto de altos funcionarios de la Fed tendrán que hacer malabares para anclar las expectativas inflacionistas sin impedir que la retirada de los estímulos trastoque su trayecto hacia el pleno empleo.

De momento, los desatinos a la hora de calibrar la transitoriedad del incremento de precios experimentado durante los últimos meses obligarán la próxima semana al Comité Federal de Mercados Abiertos de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés), encargado de dictar la política monetaria a este lado del Atlántico, a acelerar el ritmo en la reducción de sus compras de activos.

Este proceso, también conocido como tapering en la jerga financiera, ha recortado las compras mensuales desde noviembre en 10.000 millones de dólares para los bonos del Tesoro y en 5.000 millones de dólares en el caso de los activos respaldados por hipotecas (MBS, por sus siglas en inglés).

El balance de la Fed
Una restricción moderada si tenemos presente que la Fed engulló hasta entonces 120.000 millones de dólares al mes desde marzo del año pasado como una de las respuestas de emergencia para proteger a la economía de EEUU del coronavirus. Desde entonces su balance se ha más que duplicado hasta alcanzar los 8,6 billones de dólares a finales de noviembre.

Sin embargo, como ya preveían algunos halcones monetarios, la insistente escalada de la inflación ha jugado una mala pasada a la hipótesis del FOMC, que hasta no hace mucho defendía que el repunte de los precios aludía a elementos transitorios, como los efectos de base así como las disrupciones en la cadena de suministro. Una defensa que desaparecerá el próximo 15 de diciembre cuando la Fed de a conocer la conclusión de la última reunión de dos días de política monetaria, que llegará acompañada de la actualización del cuadro macro, el diagrama de puntos sobre futuras subidas de tipos y la habitual rueda de prensa de Powell.

"El mayor problema para la Fed es la creciente evidencia de un fuerte repunte de las presiones cíclicas sobre los precios. Aunque pensamos que la inflación general ha tocado techo, sólo disminuirá gradualmente durante el primer semestre del próximo año y, sobre todo, debido a la creciente presión cíclica, esperamos que la inflación subyacente se mantenga por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal durante un periodo prolongado", apunta Paul Asworth, economista para EEUU de Capital Economics.

La calidad es la mejor cobertura contra la volatilidad de los mercados, según los expertos

Es por ello que el mercado y las distintas mesas de inversión ya tienen más que descontado que el FOMC duplicará la próxima semana el ritmo en la reducción de sus compras de activos hasta los 30.000 millones de dólares mensuales (20.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 10.000 millones de dólares en MBS). Pisar el acelerador y materializar un "turbo-tapering" permitirá al banco central completar su proceso en el primer trimestre del próximo año, seguramente tan pronto como el mes de marzo.

A partir de entonces, la pista quedará despejada para el inicio del próximo ciclo de subidas de tipos de interés. Un despegue, que según el consenso ocurrirá en junio con el primer incremento de 25 puntos básicos. A éste le seguirán otros dos, uno en septiembre y otro en diciembre. Dicho esto las expectativas varían.

Los beneficiados incluyen al sector financiero, el automotriz y el de la energía, entre otros

Según explica a elEconomista, Edward Moya, analista senior de mercados para OANDA, la reducción acelerada de las compras de la Reserva Federal "desencadenará una huida hacia los refugios dentro de la renta variable que llevará a los inversores a comprar valores tecnológicos". "Lo que complica este movimiento de huida del riesgo son las perspectivas de crecimiento, que se mantendrán en su mayoría intactas para el próximo año, posiblemente en un 4%. Es posible que la Reserva Federal se haya equivocado con respecto a la inflación y eso podría llevar a una carrera de subidas de tipos, lo que podría aumentar los riesgos de que la economía se dirija hacia una dirección equivocada después del año que viene", añade.

Por su parte, Sam Stovall, director de inversión de CFRA, echa mano de las perspectivas históricas a la hora de analizar, al ser preguntado por este periódico, el impacto de una aceleración del tapering hasta los 30.000 millones de dólares mensuales y el riesgo de una inflación más permanente.

Al respecto indica que, desde 1949, cada vez que se ha producido un aumento mensual del crecimiento del IPC interanual, el S&P 500 ha seguido subiendo, aunque a un ritmo menor, en torno al 5,5%. Desde una perspectiva sectorial y desde 1970, los líderes en este sentido fueron la energía, los materiales y la tecnología, mientras que los rezagados han sido el consumo discrecional, el sector financiero y los servicios públicos.

El S&P 500 avanza un 12,5% de media entre 9 y 12 meses antes de la primera subida de tipos

Históricamente, el S&P 500 ha subido un 12,5% de media entre 9 y 12 meses antes de la primera subida por parte de la Reserva Federal, para luego consolidarse durante más de 3 meses. Dicho esto, la renta variable estadounidense es la que peor se comporta tras una subida de tipos cuando la inflación es elevada (más del 3%), al registrar una caída media del 7,5% en los cuatro meses siguientes.

Para Keith Parker, estratega de UBS en Nueva York, la reducción de las compras de activos y una Fed más agresiva podrían hacer subir los rendimientos reales. Bajo este escenario, los mayores beneficiarios serían los sectores financiero, el de bienes de capital, el automotriz y el de la energía. Las empresas de servicios públicos, el sector inmobiliario, el sector de alimentación y bebidas así como el sector farmacéutico tendrían un rendimiento relativamente bajo, según su punto de vista.

En Morgan Stanley, sus estrategas esperan unas valoraciones más bajas en 2022 y consideran que una aceleración del tapering no hace más que adelantar estas perspectivas, de ahí que favorezcan "la calidad defensiva de la gran capitalización". En Bank of America Securities, su estratega, Savita Subramanian, reitera que "la calidad es la mejor cobertura contra la volatilidad de los mercados, y un ciclo de subidas de la Fed significa que el efectivo pasa de no valer nada a valer algo".

Los sectores preferidos para Subramanian suelen presentar un elevado flujo de caja libre y una alta calidad. Dentro de las empresas de gran capitalización, aboga por aquellas con dividendos estables y crecientes, que se beneficiarán de la inflación en lugar de verse perjudicadas. Es por ello que menciona la energía y el sector financiero, por sus dividendos protegidos contra la inflación y el sector sanitario, por su crecimiento secular a una valoración razonable. También confiesa estar pensando en sobreponderar la tecnología de la Información, por su calidad y la solidez de su balance, así como por los beneficios de las inversiones en automatización de las empresas con gran intensidad de mano de obra.

Marko Kolanovic, el estratega jefe global de J.P. Morgan, espera dos subidas de tasas el próximo año y considera que buena parte de la subida proyectada por el S&P 500 en 2022, que debería alcanzar los 5.050 puntos, se produzca desde el momento actual hasta la primera mitad del próximo año. Kolanovic habla de un sólido crecimiento de los beneficios. Eso sí, la subida de tasas proyectada por la Reserva Federal podría impulsar una cierta reducción del riesgo y una corrección dentro del ciclo alcista.

En estas circunstancias, este estratega aboga por mantener una inclinación pro cíclica, especialmente a la luz de las recientes caídas, con preferencia por los sectores sensibles a la reflación como la energía y las finanzas, servicios de consumo, salud y pequeña capitalización. Según su punto de vista, la tecnología debería seguir ofreciendo unos sólidos fundamentos.


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Publicado el Lunes, 13 de Diciembre de 2021

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