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Cada banco con su problema

 

 

Cada banco con su problema

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El año no se presenta especialmente positivo para la actividad de los bancos en España debido sobre todo a la desaceleración económica, que parece que se ha ralentizado, a los tipos de interés negativos, a la baja demanda de crédito y a los temores a que la creciente morosidad registrada en los últimos meses repunte más de lo que lo viene haciendo. Pero, frente a estos problemas que podrían calificarse de generales para todo el sector, cada banco tiene su propio afán, que diría Emilio Botín. 

Santander 

Empezando por esta entidad el mensaje de su presidenta, Ana Botín, fue muy claro: "Rami, ningún error en España" le dijo al consejero delegado de Santander España en medio de la presentación de resultados del ejercicio pasado y ante todos los periodistas.  

Poco antes acababa de reconocer que el inicio de la recuperación de la fuerte inversión llevada a cabo para reflotar y sanear Popular se había retrasado hasta 2021. La culpa de esto, dijo, la tiene la política monetaria del Banco Central Europeo, porque cuando Santander se hizo con Popular tras la resolución de este banco la idea que había en los mercados era que los tipos de interés empezarían a repuntar en 2019, algo que no solo no ocurrió sino que profundizaron su caída. 

En el sector hay quien considera que el proceso de integración de Popular ha ido más lento de lo previsto y que se ha tardado demasiado tiempo en ajustar las plantillas y la red de oficinas. Se hizo así para no perder clientes, pero no está claro que se haya conseguido. 

No es este el único problema al que se enfrenta Santander en 2020. En el mes de abril se verá las caras en los tribunales, si no alcanzan un acuerdo antes de la fecha, con Andrea Orcel, quien les ha demandado por un posible incumplimiento de contrato, ya que se anunció que iba a ser el consejero delegado del grupo y posteriormente el banco se echó para atrás. Orcel pide o su contratación efectiva o el pago de una indemnización superior a los 110 millones de euros. Si la sentencia del juez es condenatoria, supondrá un golpe económico y un impacto reputacional; pero si es favorable, habrá quien reproche al banco no haber medido bien las consecuencias de la decisión inicial. 

BBVA 

BBVA, por su parte tampoco tiene un horizonte despejado. En primer lugar, por la investigación que el juez Manuel García Castellón de la Audiencia Nacional lleva a cabo sobre las relaciones comerciales entre el banco y el excomisario José Manuel Villarejo, en prisión preventiva, acusado de haber cometido distintos delitos, algunos de ellos relacionados con los encargos que le habría hecho el banco. Hay varios investigados por el juez, entre ellos el expresidente Francisco González y el exconsejero delegado Ángel Cano y varios directivos y exdirectivos de la entidad, además del propio banco. No ha habido efectos visibles por este escándalo, pero ello no supone que no pueda haberlos en el futuro si la situación se complica más de lo que ya está. 

Lo cierto es que el banco ha estado ocupado con esta cuestión todo el ejercicio pasado y que el nuevo presidente, Carlos Torres, y el nuevo consejero delegado, Onur Genç, decidieron al tiempo cambiar la cúpula del banco en España. La entidad ha perdido empuje en esta economía y ello se demuestra porque cada vez pesa menos en la generación de resultados, a pesar de que (como Santander) el balance en España es mucho más importante que en el resto de geografías en que opera. 

CaixaBank 

CaixaBank tiene también varios frentes abiertos. El principal de todos ellos se dilucidará (también para otras entidades como Santander, Sabadell y los bancos medianos) en las próximas semanas, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dicte su resolución sobre la validez o no de los créditos hipotecarios referenciados al IRPH (índice de referencia de préstamos hipotecarios). 

El abogado general de la UE dictó hace meses una sentencia bastante favorable a la posición de los bancos, pero la puerta a una decisión contraria, que no suele ser habitual, está abierta todavía. 

La entidad, en la que la Fundación Bancaria La Caixa tiene el 40% del capital, debe convencer al mercado de que el plan de ajuste llevado a cabo el año pasado, que supuso el cierre de 600 oficinas en ciudades y poblaciones grandes, y la salida de 2.000 empleados, es suficiente para hacer frente a la nueva estrategia de negocio. Y también que los ajustes llevados a cabo en las algo más de 1.000 oficinas situadas en los pueblos de menor tamaño van a permitir mantener su rentabilidad al tiempo que impiden que se agudice el problema de la exclusión financiera que se da en otros pueblos. 

Bankia 

Bankia parece haber superado el hipotético problema que pudiera suponer que el nuevo Gobierno decidiera apostar por volver a la vieja fórmula de una banca pública con amplia presencia en el territorio, ya que el instrumento para ponerla en marcha sería esta entidad. Pero los problemas de negocio siguen estando presentes. La entidad quiere modificar su estructura de balance, muy centrado en los préstamos hipotecarios y en los bonos de Sareb que no le producen rentabilidad alguna, ampliando su presencia en el mundo de las empresas, el consumo y los seguros. Lo está haciendo, pero el mercado considera que el ritmo no es suficiente, el precio de la acción sigue estando muy castigado, y existen ciertas dudas de que el modelo de negocio pueda resistir el futuro en solitario.  

El equipo se comprometió a repartir entre los accionistas 2.500 millones de euros en tres años, que terminan en este ejercicio, pero los resultados no han acompañado hasta ahora. Los beneficios previstos para 2020 serán poco más de la mitad de los inicialmente contemplados en el plan estratégico. A pesar de ello mantienen el compromiso para el que necesitarán la aprobación de los supervisores. 

Sigue pendiente también, y no se ve un plazo cercano, la privatización total de la entidad. Colocar en Bolsa otros paquetes de acciones a los precios actuales sería reconocer unas pérdidas muy elevadas de las ayudas recibidas en su momento para la recapitalización y saneamiento del banco. 

Sabadell 

Sabadell se ha convertido en el último de la fila de los grandes bancos y eso siempre genera problemas e incertidumbres. Los resultados obtenidos en 2019 no fueron suficientemente buenos y los mercados reaccionaron con una bajada muy relevante del precio de la acción, lo que le ha colocado como el banco con peor comportamiento bursátil en lo que va de año. 

Aunque el negocio de empresas sigue siendo un punto fuerte de la entidad, lo cierto es que Sabadell se vio obligado a desprenderse por un lado de los activos tóxicos inmobiliarios que tenía en balance a un precio inferior al que pensaba y, por otro, de algunas de las joyas de La Corona (Solvia inmobiliaria y los hoteles, la gestora de fondos de inversión y de pensiones... y ahora negocia la venta de la depositaría) para equilibrar las cuentas y generar el capital que los mercados le pedían. Su filial británica, TSB, ha seguido drenando recursos el año pasado y su puesta en rentabilidad se ha retrasado al menos un año sobre lo previsto si no dos. 

Bankinter 

Bankinter es el más pequeño de los principales bancos cotizados y es el más rentable de todos ellos. Su modelo de negocio, basado en las empresas y los clientes particulares de rentas medias altas y altas ha funcionado satisfactoriamente en los años de la crisis gracias, además, al control que el banco tiene sobre la aseguradora Línea Directa que ha suplido la caída de ingresos de otros negocios. 

Pero esto se termina debido a la decisión del banco, en cuyo capital la familia de Jaime Botín tiene una posición de relevancia con cerca del 25% de la entidad, de repartir entre sus accionistas el 80% del capital de la aseguradora y sacarla a Bolsa. Se trata de un dividendo extraordinario para los accionistas, especialmente para los Botín, que va a mermar de forma importante la generación de resultados del banco al menos en el futuro a medio plazo. La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, cifró en dos años el tiempo que necesitará el banco para recuperar los niveles de resultados previos. Por eso es por lo que los inversores vienen penalizando a la acción de la entidad en estas semanas a pesar de haber obtenido resultados récord el año pasado.

Publicado el Martes, 18 de Febrero de 2020

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