El 2020 es un año que seguramente no podremos olvidar en mucho tiempo. Ninguna nación, ni siquiera las potencias más avanzadas con su gran músculo financiero pudieron escapar de la letalidad y rápida propagación de este coronavirus, que derribó muchas de las columnas sobre las cuales estaba edificada nuestra sociedad y nos hizo darnos cuenta de nuestra propia fragilidad.

En un escenario de zozobra, con una cadena de dificultades que empezaron a apilarse una tras otra a medida que veíamos al planeta paralizarse y caer golpeado por cuenta de esta pandemia, la luz que muchas empresas privadas, que no han sido ajenas al inminente descalabro económico, han brindado a sus comunidades, definitivamente ha permitido que el impacto no haya tenido un número mayor de víctimas ni un panorama que se pudiera lamentar incluso más.

En la nueva realidad

Sin que el virus haya desaparecido, la economía comenzó a reactivarse. Con esta nueva realidad, las empresas privadas continúan trabajando en una línea de recuperación e impulso social, que busca suavizar el regreso de muchas familias a niveles de pobreza extrema.

Vale la pena resaltar que las más poderosas empresas nacionales, así como aquellas extranjeras que operan en el país, se han convertido en verdaderos actores para la recuperación y desarrollo social de Colombia, sacando adelante diversas iniciativas que empiezan a hacer parte de su portafolio corporativo y se convierten en elementos activos, para fusionar el aspecto comercial del negocio con sus tareas de contribución social.

Unión empresarial para salvar la economía

Además de contribuir con ayudas humanitarias y con herramientas para hacer frente a la batalla sanitaria que estamos librando, algunas empresas han empezado a transformar algunos aspectos de su misión corporativa que incluye, por ejemplo, el apoyar la reactivación y creación de nuevos empleos, así como el darle la mano a otras compañías que han resultado más golpeadas y se encuentran en peligro de desaparecer, asumiendo una posición protagónica en la reconstrucción económica de la nación. 

Un ejemplo de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en medio de la pandemia lo presenta la ANDI, la cual ha creado la “Liga del Rescate”, que es una iniciativa para que las empresas se postulen, ya sea como rescatistas o como un negocio que necesita ser rescatado, y de esta manera impedir, entre todos, que varias de éstas vayan a la quiebra.

Empresas humanas

Sin duda uno de los aspectos clave de la respuesta empresarial ante la pandemia, como parte de sus lineamientos de RSE, ha sido el enfoque en el ser humano. Si bien el empresariado lucha porque la economía se recupera lo más pronto posible, se busca también proteger a toda costa el empleo y la salud emocional de sus colaboradores durante y luego de superar la emergencia. 

Mientras algunas empresas han continuado con el excelente trabajo de responsabilidad social empresarial que venían adelantando antes de la pandemia, otras han encontrando en esta emergencia la oportunidad de implementar bases y acciones para tener un plan de RSE acorde con las necesidades del mundo luego de la pandemia.

Más allá de convertirse en un proveedor activo de ayudas y donaciones, cada empresa debe aprovechar esta coyuntura para transformar parte de sus nociones comerciales y buscar ser parte de un mercado más responsable y consciente que entienda que la vida, la naturaleza, la familia y la salud de todos son más importantes que la explotación indiscriminada de recursos y la acumulación de riquezas.