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El alza mundial del cacao refuerza y adapta reglas entre los productores sudamericanos

 

 

El alza mundial del cacao refuerza y adapta reglas entre los productores sudamericanos

Experiencia BCP

AMERICA ECONOMIA

Es un hecho. Los precios del cacao permanecen en un alza imparable, ocasionada por la continuidad de la escasez en las plantaciones de África Occidental. El cambio climático y las plagas no dan tregua y este viernes 19, la tonelada métrica del cacao registró un alza del 6,2% hasta alcanzar los US$ 11.722.

Sin embargo, el procesamiento de los granos ha aumentado un 4% en América del Norte durante el primer trimestre, debido a que se están aprovechando los granos procesados del año pasado. Por lo tanto, las consecuencias del alza podrían manifestarse en la industria chocolatera estadounidense aún durante los meses siguientes.

Mientras tanto, en Sudamérica, los productores de cacao y chocolate afrontan el alza de la materia prima desde diferentes perspectivas. Lo que parece ser una oportunidad histórica para cubrir la producción africana, puede volverse un dolor de cabeza para los tratos entre exportadores y agricultores. Así lo experimenta Eduard Baquero, presidente del directorio de la Federación Nacional de Cacaoteros de Colombia. 

“Lo que hemos visto es una gran preocupación con el diálogo con los exportadores. Sobre todo tomando en cuenta que como en buena parte de los commodities todo se negocia a futuro, entonces lo que nos reclaman algunos exportadores es que les cobremos el cacao con el precio menor que se negoció originalmente bajo otras circunstancias”, declaró Baquero para AméricaEconomía a inicios de abril. 

COLOMBIA: UN MERCADO EMERGENTE

Sin embargo, el presidente gremial destaca que los productores colombianos se han esforzado por anticiparse al alza mediante la diversificación de sus exportaciones. Desde los primeros meses de 2024, ya no se prioriza la exportación de cacao en grano, sino también productos con valor agregado como licores, manteca, tabletas, chocolates, entre otros. 

Aunque al margen de esta decisión, Baquero se percató de que las exportaciones del cacao en grano de los dos primeros meses superaron a las cifras de todo el año pasado. Pero todo apunta a que se trata de un fenómeno temporal. “Lo más probable es que haya gente que ya tenía el cacao comprado bajo precios menores y pues simplemente lo exportaron. Al analizar los datos parciales de marzo, lo que vemos es que las exportaciones ya no siguen la misma tendencia, porque el cacao ya se encuentra mucho más costoso en Colombia”, resaltó Baquero.

En líneas generales, el país cafetero es un actor emergente en la industria del cacao. Actualmente es el décimo mayor productor del mundo y superó las 69.000 toneladas producidas en 2021. Pero Colombia podría escalar más posiciones a mediano plazo, ya que en febrero, recibió la distinción de oro en el concurso Cacao of Excellence, organizado en Ámsterdam (Países Bajos). Se resaltó la calidad de los granos, así como el trabajo de los agricultores en la cadena de producción y distribución. 

No obstante, al igual que sucedió con el vecino Ecuador, los productores colombianos tampoco han sido ajenos a los vaivenes del cambio climático. “Venimos de un Fenómeno de la Niña que ocasionó 35 meses de lluvias incesantes en buena parte de las regiones cacaoteras. El exceso de lluvias conlleva mayor humedad y por ende, mayor incidencia de problemas fitosanitarios que afectan al cultivo de cacao. Así aparecen hongos fatales como la moniliasis, la “escoba de bruja”, entre otros. Entonces, pasamos de producir 69.000 toneladas hace dos años a que se reduzca a 60.000 toneladas”, lamenta Baquero.

Sin embargo, por increíble que parezca, el Fenómeno de El Niño de 2023-2024 no afectó la producción de forma considerable. Resulta que para afrontar las sequías del Fenómeno, los cacaoteros colombianos tuvieron un as bajo la manga: un sistema agroforestal. Según Baquero, se trata de un bosque que distribuye las parcelas, plantas de cacao y árboles acompañantes de una forma equitativa que garantice el mejor uso del espacio, agua y nutrientes para épocas de sequía. 

“Básicamente, lo que hemos trabajado en los sistemas agroforestales es buscar una planta permanente que genere sombríos permanentes y transitorios para el cultivo del cacao. En Colombia, hay muchas plantas que generan sombras de manera natural como el banano o los árboles de algunos cítricos y aguacate (palta). Entonces, los cultivos no están expuestos directamente a los rayos solares, sino a una proyección que no impacta directamente al cultivo del cacao y también protege los suelos”, resalta Baquero.

Estas circunstancias han permitido que, según el presidente gremial, el pasado enero se haya convertido en el mes con mayor producción cacaotera de la última década en Colombia. Se trata de la consecuencia natural del cese de las lluvias presentes en el segundo semestre de 2023. Actualmente, si bien el fin de El Niño ha traído un retorno de las precipitaciones a las zonas productoras, no se espera que alcancen la magnitud del año anterior. 

Desde una mirada a largo plazo, Baquero considera que se debe apostar por mejorar la productividad de las plantaciones. Lo usual es que se produzcan más de 450 kg por hectárea, pero el objetivo debería superar la tonelada (1.000 kg). “Así que estamos con el propósito de renovar plantaciones enfermas e improductivas para que la productividad crezca. A medida que más personas produzcan más cacao en la misma área cultivada, hay mayores beneficios. Además, es una estrategia para que cuando los precios mundiales vuelvan a caer, no haya un impacto tan grande”, sostiene.

EL CASO “LA IBÉRICA”

A simple vista, Perú dispone de una situación similar a la de Colombia. Durante 2023, el país andino exportó 71.126 toneladas de cacao por US$ 226 millones, según el Ministerio de Agricultura y Riego local. Estos números representan un alza del 8% en volumen, así como un notorio 45% en valor con respecto a 2022. Queda en evidencia que el país andino es un jugador en ascenso en la industria del cacao; sin embargo, aún falta por recorrer para que el país se convierta en un protagonista de este mercado.

Es una situación que reconocen empresarios veteranos del país. Por ejemplo, Bernardo Suárez, CEO de La Ibérica, centenaria marca de chocolates oriunda de la ciudad de Arequipa, define así el rol de Perú en la industria cacaotera. 

“Perú produce cacao, pero poco en comparación a otros países. Nosotros no influimos en el precio mundial. Más bien, nosotros nos adaptamos a dicho precio. Quienes sí influyen en el precio mundial son los africanos al sumar un 70% de la producción total. Y como ellos sufrieron una caída del 34% en su producción, la oferta del cacao mundial ha bajado en 25%. Así podemos explicar que el precio del cacao se haya incrementado más de cuatro veces”, explica Suárez a AméricaEconomía.

Como efecto del alza, los compradores estadounidenses y europeos han iniciado un proceso de acopio y especulación en torno al cacao. De esta forma, la compra y almacenamiento masivo de la materia prima ha elevado aún más los precios. Pero Suárez aclara que La Ibérica eludió esta tendencia internacional, debido a que se abastece a través de productores peruanos de cacao. Para ser específicos, la chocolatera adquiere las mazorcas en el valle de La Convención de Cusco, ubicado algunos centenares de kilómetros al norte de Arequipa. 

No obstante, muchos productores recurrieron al acopio, debido a que nuevos comerciantes trataron de obtener una cuota del mercado y aprovechar así, el alza mundial. Por ende, los precios se incrementaron y según Suárez, para inicios de abril, el precio del cacao en la localidad cusqueña de Quillabamba era equivalente al del mercado internacional. “Nosotros felizmente como trabajamos muchos años en la zona, los agricultores nos dan la preferencia, porque saben que les seguiremos comprando por muchos años más”, afirma el gerente de La Ibérica.

La alianza con los productores locales les permite trabajar con dos variedades de cacao: “la estándar”, un cacao híbrido originario de Brasil, que si bien es más productivo, no tiene características “organolépticas” tan marcadas. En otras palabras, no estimula los sentidos de forma significativa. Es una propiedad que sí posee el “cacao chuncho”, una variedad nativa de Cusco, originalmente domesticada por el pueblo Matsiguenga, y reconocida a nivel internacional por su pureza. 

Por otro lado, al igual que el caso colombiano, en los últimos meses, los cacaoteros de La Convención y sus socios chocolateros han logrado lidiar con el Fenómeno El Niño. “El año pasado nos favoreció, porque hubo una cosecha no estimada o proyectada a fines del año pasado y eso nos permitió seguir comprando, continuar con el proceso de post-cosecha de nuestro cacao y de ahí, obtuvimos dos camiones más”, relata Suárez. 

Esta cosecha adicional permitió un mayor stock de granos y manteca de cacao. Dicho derivado sufrió un alza considerable que multiplicó por seis su precio. “Nosotros comprábamos a US$ 6 el kilo. Ahora está en US$ 39”. Aunque la presencia de un mayor stock le permitió a La Ibérica mantener sus precios a nivel regional durante la demandante campaña de Pascua de Resurrección, a fines de marzo. 

“Nos fue muy bien. Hicimos inversiones en nuestra área de figuras huecas como huevos y conejos de Pascua. Multiplicamos por tres veces nuestra capacidad de producción y adicionalmente, construimos una nueva marca que se llama “Fábrica de Chocolate”. También sacamos nuevos empaques como parte del trabajo de marketing. De este modo, triplicamos nuestras ventas en esta campaña”, afirma Suárez. 

Asimismo, pese a que aún tiene mucho por recorrer, la exportación de chocolates peruanos creció un 75% entre enero y octubre de 2023, según la Asociación de Exportadores de Perú. Suárez interpreta esta tendencia como parte del esfuerzo conjunto de tres actores importantes: el primer grupo incluye compañías dedicadas a la exportación de maquila de cacao (procesamiento del fruto en nombre de terceros). 

El segundo conjunto involucra a las transnacionales que fabrican chocolate en Perú y luego lo exportan a sus propias operaciones en la región. Finalmente, se encuentran las chocolateras nativas que exportan su propia marca a otros países como La Ibérica. En este caso, la compañía ha logrado posicionarse en el vecino Chile, sobre todo en centros comerciales y tiendas de conveniencia de Santiago. Suárez resalta que la mayor proporción de población urbana y clase media en la sociedad chilena le ha facilitado la expansión a la chocolatera arequipeña.

En cuanto al posicionamiento en el mercado europeo, Suárez reconoce que el vecino Ecuador ha impulsado una estrategia de promoción más exitosa de sus chocolates. No obstante, también destaca que los derivados del cacao peruano han cosechado premios como los 18 certificados de La Ibérica en el International Tastes Institute de Bélgica. 

LA INTERVENCIÓN DE LAS TRANSNACIONALES

Cabe destacar que el alza mundial del cacao ha concientizado a ciertas transnacionales sobre la amigabilidad de sus métodos de producción con la naturaleza. Es el caso de la estadounidense Mondelez, la cual reconoció que el 70% de sus emisiones de CO2 provienen de sus materias primas clave como el cacao, los lácteos y el trigo. La empresa detrás de productos como los chocolates Toblerone o las galletas Oreo anunció recientemente la ampliación de su programa de abastecimiento Cocoa Life. 

Dicha iniciativa lleva 11 años mejorando la cadena de suministro de cacao a través del aumento de rendimiento en los cultivos existentes, así como la lucha contra la deforestación. En 2023, el programa alcanzó a 243.000 productores de cacao y aproximadamente el 85% del volumen de cacao para las marcas de chocolate de Mondelez se obtuvo mediante dicho programa. 

Con la crisis de producción en África a cuestas, se espera que el proyecto cubra el 100% de marcas para 2025. “Apoyamos a las comunidades agrícolas con las actividades adecuadas de plantación de árboles dentro y fuera de las granjas. Así como aplicamos tecnologías de mapeo agrícola y técnicas agroforestales para monitorear el progreso”, especificó Mondelez en declaración para AméricaEconomía.

Publicado el Martes, 23 de Abril de 2024

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