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EL PAIS

El Banco Central (BCU) busca generar innovación en el sistema financiero, en donde se plantean sumar nuevos actores y generar nuevas y mejores prácticas en los actores actuales. El presidente del BCU, Diego Labat, apuesta a que no sea “unos contra otros, sino que sea todos juntos”, en cuanto a las instituciones financieras más tradicionales y las fintech (empresas que utilizan la tecnología para brindar servicios financieros).

Dentro de este ecosistema de innovación en el que se viene trabajando hace más de un año, se pretende estimular el ingreso de las fintech, ya que estas alcanzan a sectores de la población, que las instituciones más tradicionales no.

“He hablado más de una vez del terreno nivelado, por eso hago esa distinción en que si quiero que nuevos jugadores entren a cubrir espacios que hoy no los cubre nadie, que a su vez los actores que hoy ya están también modifiquen su comportamiento. No es unos contra otros, sino todos juntos. Porque seguramente, los actores actuales hay un nicho de mercado al que no van a ir, ahí entran las fintech, pero también hay muchos en donde se competiría, generando mejores prácticas”, sostuvo Labat en conversación con El País, luego del evento organizado ayer por el BCU para el lanzamiento de NOVA BCU.

En el evento en el que también participaron el vicepresidente del Central, Washington Ribeiro, y el director BCU, Ignacio Berti, se presentó el programa de innovación del sistema financiero, el cual tiene tres pilares, según destacó su presidente: solidez, innovación y accesibilidad.

“Tratar de ir con esta idea de innovación requiere de muchas cosas. Entre ellas, requiere que el BCU se mueva y que el sistema financiero se mueva. Y desde el BCU tenemos que mover el sistema financiero. Tenemos que lograr que haya el suficiente espacio para que el que trae una idea y quiere hacer una cosa interesante, no aparezca alguien con una pata, lo pase por arriba y que se acabe la idea”, afirmó Labat.

Dentro de las áreas en las que se esperan mejores prácticas, está el sistema de pagos, del cual sus principales indicadores son “malos”, no solo en comparación con el mundo, sino a nivel regional, afirmó el presidente del BCU.

En tanto, explicó que de las fintech que “empiezan a aparecer”, están aquellas como los bancos 100% digitales o las que permiten tener una cuenta que funcione como una bancaria, sin que sea una cuenta en sí, lo cual “va a ayudar a que muchos uruguayos accedan a un servicio al que no accederían”.

En este trabajo de innovación, según el presidente del BCU, la “clave” y “centro” se encuentra en la banca abierta,

“Lo que va a requerir es madurez de todos los actores. Banca abierta es que cada uno abre su software, para que todos los demás lo tomen con facilidad. Para eso, nosotros lo que tenemos que hacer es poner buenas reglas, para que los actores se animen a hacer eso”, afirmó.

En este sentido, destacó que la banca abierta es un “concepto muy interesante”, en donde se pone “al ciudadano en el centro de todo”, porque es quien decide si comparte sus datos y da permiso a su banco para que las fintech accedan a ellos.

Para esto, el BCU está trabajando en consensuar reglas, “para que todos estén dispuestos a subirse”. Dentro de estas, señaló que requiere de acordar condiciones técnicas, “porque podría pasar que apareciera un tipo que fuera un desastre tecnológicamente y pusiera en mucho riesgo al sistema”, dijo.

“Después, requerís tener determinadas garantías, porque cuando permitís que abran y dejás transaccionar, cada parte quiere tener garantías de que si el otro se equivoca, va a cubrir. Y, la tercera parte, es la más difícil de adecuar es cómo se reparten esos costos de ese sistema. Porque sino hay algunos actores con mucho costo, otros que no tienen costo y dicen que quieren acceder”, agregó.

“A veces en esa discusión pongo el ejemplo de la panadería. Si voy a una panadería y no me gustan los bizcochos de la panadería, no puedo pretender que el panadero me deje vender bizcochos más ricos adentro de la panadería. Lo que sí puedo es poner un local al lado y vender mejores bizcochos. Porque no tendría sentido”, concluyó Labat.